La unión entre una madre y su bebé es uno de los vínculos más fuertes que existen en la naturaleza. Los demás amores vienen y van, pero una vez que te has has desarrollado vínculos afectivos con tu bebé lo más seguro es que esta unión dure toda la vida (¡y no es porque te guste la idea de tener que cambiar miles de pañales!).
El amor que sientes por tu hijito no es simplemente intelectual o cultural, como podría ser tu amor por otras personas, sino que forma parte de tu ser. Como madres y padres (naturales, adoptivos y hasta padrastros y madrastras) estamos "programados" para formar fuertes lazos afectivos con nuestros hijos, y tu hijo también está hecho para sentir esta fuerte conexión contigo.
A lo largo de los años, los científicos y especialistas en el desarrollo infantil han descubierto detalles fascinantes acerca de esta conexión natural entre padres e hijos. Sus hallazgos nos ayudan a comprender por qué nos volvemos verdaderos "adictos" a nuestros bebés, y por qué seguimos amando profundamente a nuestros hijos a medida que crecen, a pesar de los disgustos, riñas y discusiones. El vínculo que tienes con tu hijo cambiará con el pasar de los años, pero su importancia no disminuye nunca.
El embarazo: Amor antes de la primera vista
No te sorprendas si ya te sientes enamorada de tu bebé antes siquiera de conocerlo. Los futuros papás a menudo sienten una poderosa mezcla de emociones y anticipación, y estos sentimientos ayudan a crear el escenario para tu relación con el niño que va a nacer.
Cuando estás embarazada, tus poderosas hormonas de mamá también empiezan a formar la base de este vínculo afectivo con tu bebé. Estas hormonas se producen durante todo el embarazo y se vuelven más fuertes a cada semana.
A medida que se va acercando la fecha prevista para el nacimiento, tu cerebro empieza a producir cantidades cada vez mayores de oxitocina, una hormona cuya función es la de despertar y fortalecer tus instintos maternales. La oxitocina, también conocida como la "hormona del amor", es la responsable de las actitudes más maternales en los animales, desde los monos hasta los ratones, como cuidar, acurrucar y limpiar al bebé. En las mamás que están embarazadas, la principal función de la oxitocina es reducir el estrés y a la vez aumentar el deseo y la ilusión de prepararse para la llegada del bebé.
Esta hormona ha sido tema de muchos estudios científicos en los últimos años. Algunos estudios con animales sugieren que la oxitocina cumple un papel importantísimo en muchos de los comportamientos sociales, desde la crianza de los bebés hasta la formación de relaciones sólidas y duraderas. Los animales que no producen oxitocina ignoran a sus crías y buscan diferentes parejas cada temporada. Los animales de especies que sí producen la hormona tienden a ser padres cuidadosos y a formar parejas duraderas. Así, cuando tu organismo empieza a bombear más oxitocina durante el embarazo, es como si por tus venas estuviera circulando más amor.
Tu bebé también empieza a crear un fuerte vínculo afectivo contigo, incluso antes de nacer. Los estudios demuestran que su corazoncito late un poco más fuerte cuando escucha tu voz, cuyo sonido seguirá estimulándolo y reconfortándolo durante muchos años.
Si eres el papá, o una mamá o un papá adoptivo que está esperando la llegada de su bebé, o el papá o la mamá secundario en una pareja del mismo sexo, no sentirás los efectos de estos cambios hormonales ni del acercamiento físico que experimenta una mujer embarazada con su bebé desde antes del nacimiento. Pero no te preocupes, porque tu vínculo afectivo con tu hijito no se perjudicará.
Los bebés, y también los niños más grandes, tienen la capacidad de formar fuertes vínculos con cualquier persona que los cuide y responda a sus necesidades físicas y emocionales. Según la teoría de los vínculos afectivos (el principio psicológico básico que rige las relaciones humanas) las personas de todas las edades crean vínculos fuertes y profundos con otras personas que les proporcionan seguridad y apoyo.
La capacidad y el deseo de formar esta clase de uniones es algo que jamás perdemos, o sea que nunca es demasiado tarde para crear un vínculo afectivo con un niño. Según los expertos cualquier persona que lo cuide puede convertirse en una figura muy querida y cercana.
Tu bebé y tú: dos adictos al amor
Cuando estás de parto, a medida que las contracciones progresan, el flujo de oxitocina en tu cerebro y en tu sangre se va transformando en un torrente. Entre sus muchas funciones, esta hormona es la responsable de las contracciones uterinas y de empezar a estimular el flujo de la leche materna. (Funciona tan bien que los médicos a menudo les administran una forma sintética de la oxitocina a las mujeres a través de una sonda intravenosa para inducir el parto.)
Cuando tengas en brazos por primera vez a tu recién nacido, ya estarás prácticamente nadando en oxitocina. Esta poderosa hormona es capaz de dejar a un lado la fatiga y el dolor del parto, y sustituirlos por una gran sensación de euforia y amor. De acuerdo con los expertos el poder de la oxitocina es tan grande que en los hospitales donde se permite que las madres tengan en brazos y amamanten a sus bebés durante la primera hora tras el parto los casos de bebés abandonados son prácticamente inexistentes.
Pero no creas que los hombres son inmunes a los encantos de sus bebés o a los efectos de la oxitocina. Al igual que les sucede a sus parejas, los papás también reciben una buena dosis de la hormona del amor cuando ven por primera vez a sus pequeños. Eso explicaría las fuertes e inesperadas emociones que muchas veces experimentan los papás en la sala de partos.
Hay padres que nunca piensan demasiado en la paternidad, ni siquiera cuando sus mujeres llegan a la fase final del embarazo. Y sin embargo, no pueden contener las lágrimas al verle la carita a sus bebés.
Los papás también pasan por otros cambios biológicos significativos. Un estudio realizado en Canadá en 2001 encontró que en los hombres los niveles de la hormona testosterona tienden a caer (al menos durante los primeros meses) cuando son padres por primera vez. Más intrigante aún es el hecho de que algunos hombres empiezan a producir más estrógeno, lo cual podría ser una prueba del poder transformador de la paternidad. Según Diane Witt, una neurocientífica de la Fundación Nacional de Ciencias en Estados Unidos, el estrógeno hace que el cerebro se vuelva más sensible a la oxitocina, y esto supuestamente estimularía en los padres el deseo de amar, cuidar y proteger a sus bebés.
La oxitocina, sin embargo, no es el único componente químico del amor. También la dopamina, que es la base de las sensaciones de placer y bienestar en el cerebro, cumple un papel importante en el desarrollo de los vínculos afectivos, tanto para ti como para tu bebé. Siempre que tienes en brazos, le das el pecho o meces a tu bebé los dos recibís una dosis de esta sustancia como recompensa.
Mientras tú disfrutas de la agradable sensación que te provoca, la dopamina que recibe tu bebé le está ayudando a conectarse emocionalmente contigo. En 2004, un grupo de estudiosos italianos sacó esta conclusión al observar el comportamiento de bebés de ratones. A los ratoncitos que no podían sentir la dopamina no parecía importarles si su madre estaba presente o no. Este experimento es la principal evidencia de que la dopamina cumple un papel crucial en el desarrollo de los vínculos entre madre e hijo. Los padres adoptivos también disfrutan los efectos de la oxitocina y la dopamina cuando están con sus hijos, dice Witt; y también los hijos adoptivos, como todos los niños que han desarrollado vínculos sanos con quienes los cuidan, reciben dosis frecuentes de dopamina al estar con sus padres.
Por cierto, la dopamina es la misma sustancia que les da la sensación de bienestar a las personas que usan drogas como la heroína o la cocaína. En el fondo, los adictos a las drogas no buscan más que la misma sensación que fluye naturalmente en una relación ideal entre padres e hijos. La diferencia es que el amor paternal es infinitamente más sano.
¿Qué pasa si no siento ese fuerte vínculo inmediatamente?
Carolina Hernán, una consejera que trabaja en programas de prevención de abuso infantil qué también es madre de tres niños, dice que no tuvo la oportunidad de establecer un vínculo con su primer bebé desde el primer instante. Tras un largo y doloroso parto, su hija nació con un poco de meconio en los pulmones y las enfermeras se la tuvieron que llevar inmediatamente.
A Carolina no la permitieron durante ocho horas darle el pecho a su hija o tenerla en brazos. Cuando finalmente se la trajeron, a la mamá le costó conectarse con la pequeña llorona que tenía en brazos. "Siempre imaginé que mi bebé nacería y me enamoraría instantáneamente de ella", dice "nunca pensé que tendría que controlarme para no tratar de estrangularla". De repente, Carolina ya no estaba tan segura de que estaba preparada para ser madre.
Carolina Hernán siempre les cuenta su historia a otras mamás a quienes les preocupa la posibilidad de no conectarse inmediatamente con sus bebés. Su historia tiene un final feliz: con el tiempo la pequeña María dejó de llorar, Carolina empezó a sentirse más confiada como madre y las dos se enamoraron profundamente.
Si no te es posible tener en brazos a tu bebé inmediatamente después de dar a luz, no te desesperes. En realidad no hay una "ventana" mágica que hay que aprovechar antes de que desaparezca la oportunidad, explica Witt, neurocientífica de la Fundación Nacional de Ciencias. Tanto en los casos de padres adoptivos, padres de bebés prematuros, mujeres que tienen complicaciones durante el parto y muchas otras ocasiones en que la mamá no puede estar con su recién nacido inmediatamente, no faltará tiempo para que los dos creéis un vínculo y os enamoréis.
Sin embargo, si tu bebé nace prematuro y tiene que permanecer unos días o semanas en la incubadora, insiste en pasar el mayor tiempo posible a su lado, y lo más pronto posible, por el bien de tu bebé. Estudios recientes demuestran que el contacto piel a piel con la madre, conocido como el "método canguro", es una de las mejores terapias que hay para los bebés prematuros.
Las caricias de papá no son menos importantes para el bebé, y pueden calmarlo tanto como las de la mamá. Un estudio con bebés prematuros en unidades neonatales de cuidados intensivos demostró que el cariño de papá puede producir beneficios profundos y duraderos. Los bebés que recibieron visitas de sus papás regularmente, no sólo aumentaron más peso durante su estancia en el hospital, sino que también mostraron un mejor desarrollo emocional 18 meses después, probablemente porque continuaron recibiendo mucha atención de parte de sus padres al salir del hospital.
De la misma forma, si tu parto es por cesárea y no puedes tener en brazos a tu bebé inmediatamente, pídele a papá que lo haga. Un estudio realizado en 2007 con bebés nacidos mediante cesáreas señaló que el contacto piel a piel con el papá reducía el llanto del bebé y los inducía a echarse su primera siesta fuera del vientre de mamá.
El amor crece con el tiempo, tanto para ti como para tu bebé. Si estás con tu hijito durante la primera hora en que esté despierto, puede que te mire a los ojos y memorice tu rostro, o al menos una versión borrosa de tu rostro. Más adelante, sus primeras sonrisas os ayudarán a los dos a acercaros aún más. Un estudio publicado en la revista Pediatrics en 2008 reveló que cuando las madres veían fotos de sus propios bebés sonriendo, se iluminaban en sus cerebros las área asociadas con la sustancia química dopamina, responsable de la sensación de placer y bienestar.
Sin embargo, los vínculos emocionales significativos contigo y con otras personas importantes en su vida no se desarrollarán hasta que tu bebé tenga entre 7 y 8 meses de edad.
Tu bebé desarrollará fuertes vínculos con las personas que lo tengan en brazos cuando llore y lo alimenten cuando tenga hambre. Sentirá tu falta cuando te alejes y se pondrá feliz cuando regreses. No se tratará exactamente del "amor" que conocemos como adultos, pero será el sentimiento más fuerte y profundo que conocerá hasta ese momento.
Recuerda: Según los expertos es imposible "malcriar" a un bebé con demasiado amor, atención y cariño. Cuando calmas a tu niño, estás construyendo una base de confianza y afecto que durará toda la vida.
Fuente: http://www.babycenter.es/vida-de-familia/emociones-mama/amor-entre-mama-y-bebe/
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