No hay mal que por bien no venga. Aunque el calor se te esté haciendo muy cuesta arriba tanto si estás en la recta final del embarazo (te encuentras incómoda, te cuesta dormir por la noche, te dan sofocones…) como si tu hijo acaba de nacer, para tu peque, llegar al mundo en esta época del año, va a ser realmente beneficioso. Por muchos motivos:
VA A SER MÁS ALTO Y MÁS FUERTE
En un estudio llevado a cabo durante más de 18 años en la Universidad británica de Bristol han descubierto que los bebés nacidos en verano e incluso a principios de otoño eran más altos y tenían una mayor densidad ósea que los nacidos en invierno o primavera. Al parecer, la exposición de la madre a la luz solar en los meses de calor potencia sus niveles de vitamina D, que absorbe mejor y que pasan hasta el feto.
VA A TENER UN CARÁCTER MÁS OPTIMISTA
Tras preguntar a más de 40.000 adultos si se consideraban afortunados o no y compararlo con los meses en los que habían nacido, el profesor Richard Wiseman, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire (Inglaterra), ha encontrado que los nacidos en verano eran los que definitivamente tenían estrella. Según Wiseman se debe a la actitud más positiva ante la vida que estos niños desarrollan gracias a la mayor interactuación que se produce entre padres e hijos durante los meses de buen tiempo: salen a pasear, se van de vacaciones, se bañan juntos en el mar, hacen excursiones…
VA A SER MUY EMPRENDEDOR
En la Universidad Sueca de Umea aseguran que estos bebés también suelen tener más éxito profesional en su vida adulta, porque tienen una actitud más aventurera que los bebés nacidos en invierno. Tal vez porque al hacer buen tiempo les sacamos más de paseo y esta actividad estimula sus sentidos y su interés por descubrir el mundo desde sus primeros meses.
SE PONDRÁ MALITO MENOS VECES
Por una parte tendrá menos riesgo de padecer ictericia del recién nacido y si la tiene, de recuperarse de manera natural con la exposición a la luz solar. Además, los bebés nacidos en estos meses sufren menos afecciones respiratorias, lo que le ayudará a fortalecer su todavía inmaduro sistema inmunológico.
Fuente: http://www.crecerfeliz.es/El-bebe/Primer-mes
VA A SER MÁS ALTO Y MÁS FUERTE
En un estudio llevado a cabo durante más de 18 años en la Universidad británica de Bristol han descubierto que los bebés nacidos en verano e incluso a principios de otoño eran más altos y tenían una mayor densidad ósea que los nacidos en invierno o primavera. Al parecer, la exposición de la madre a la luz solar en los meses de calor potencia sus niveles de vitamina D, que absorbe mejor y que pasan hasta el feto.
VA A TENER UN CARÁCTER MÁS OPTIMISTA
Tras preguntar a más de 40.000 adultos si se consideraban afortunados o no y compararlo con los meses en los que habían nacido, el profesor Richard Wiseman, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire (Inglaterra), ha encontrado que los nacidos en verano eran los que definitivamente tenían estrella. Según Wiseman se debe a la actitud más positiva ante la vida que estos niños desarrollan gracias a la mayor interactuación que se produce entre padres e hijos durante los meses de buen tiempo: salen a pasear, se van de vacaciones, se bañan juntos en el mar, hacen excursiones…
VA A SER MUY EMPRENDEDOR
En la Universidad Sueca de Umea aseguran que estos bebés también suelen tener más éxito profesional en su vida adulta, porque tienen una actitud más aventurera que los bebés nacidos en invierno. Tal vez porque al hacer buen tiempo les sacamos más de paseo y esta actividad estimula sus sentidos y su interés por descubrir el mundo desde sus primeros meses.
SE PONDRÁ MALITO MENOS VECES
Por una parte tendrá menos riesgo de padecer ictericia del recién nacido y si la tiene, de recuperarse de manera natural con la exposición a la luz solar. Además, los bebés nacidos en estos meses sufren menos afecciones respiratorias, lo que le ayudará a fortalecer su todavía inmaduro sistema inmunológico.
Fuente: http://www.crecerfeliz.es/El-bebe/Primer-mes
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