jueves, 26 de enero de 2012

Los bebés leen los labios para aprender a hablar

Un grupo de científicos de Florida ha revelado que los bebés no sólo aprenden a hablar y comunicarse por los sonidos que escuchan, sino que también por leer los labios de las personas que tienen cerca, en este caso mamá, papá y hermanos.

Los investigadores norteamericanos descubrieron que a partir de los seis meses los bebés comienzan a cambiar la mirada y a estudiar el movimiento de los labios de las personas que hablan a su alrededor
Es en la etapa que pasan del balbuceo o decir palabras incoherentes porque solo son sonidos a decir las primeras palabras típicas que todos queremos oir por primera vez: Mamá o papá.

“Para poder imitarte, el bebé tiene que entender cómo mover los labios para hacer el sonido que está escuchando”, explicó el psicólogo David Lewkowicz, de la Universidad Florida Atlantic, quien dirigió el estudio.

De acuerdo al estudio, los bebés no demoran mucho tiempo en conocer los movimientos que coinciden con los sonidos básicos que oyen, por lo que les es más fácil aprender a hablar. Ya lo sabes, si quieres ayudar a tu bebé a que comience a hablar o comunicarse más pronto ayúdale, hablándole siempre de frente y no muy rápido para que vaya observando cómo mueves la boca y así aprender.

Fuente: http://www.clubparenting.com/los-bebes-leen-los-labios-para-aprender-a-hablar.html?utm_source=newsletter120126&utm_medium=mail&utm_campaign=blog4

miércoles, 25 de enero de 2012

Segundo embarazo: preguntas frecuentes

Segundo embarazo.
En el segundo embarazo la mamá está más y mejor preparada, aunque aparecen nuevos contratiempos. ¿Qué cambiará?

Hay dos cosas que las futuras mamás, embarazadas de su segundo hijo, deben tener en cuenta:

• Tras el primer parto, el cuerpo de la mamá experimenta diversos cambios que han de facilitar los futuros embarazos y partos.

Los tiempos de adaptación del cuerpo de la mujer se reducen a la mitad, los trastornos típicos del embarazo disminuyen, los tejidos son más elásticos, queda la movilidad ósea, el cuello del útero es más blando y los tiempos de la expulsión también se reducen, prácticamente, a la mitad.

• Si el médico no indica lo contrario, en el segundo embarazo no tienen por qué repetirse las complicaciones sufridas en el primer embarazo o un parto difícil.

El dolor de espalda, la sensación de náuseas, la duración del trabajo del parto, la cesárea… es posible que sean totalmente diferentes en el segundo embarazo.

Las diferencias entre el primer y el segundo embarazo, las preguntas más frecuentes:

¿La barriga crecerá antes?

Sí. Los músculos del abdomen están un poco más relajados y, por lo tanto, se adaptan enseguida a las modificaciones del embarazo.

En una mujer primeriza, la barriga no es evidente hasta el quinto o sexto mes; mientras que en el siguiente embarazo, es posible que la barriga se note alrededor del tercer mes o al inicio del cuarto.

¿El útero es más grande?
No. El útero no aumenta de tamaño tras el primer embarazo. Con el segundo hijo, el tamaño del útero aumentará mes a mes, gradualmente, exactamente igual que la primera vez.

¿Tendré los mismos trastornos en el segundo embarazo?
Sí y no. Las náuseas y el dolor de espalda probablemente se repetirán en el segundo embarazo, dado que se trata de trastornos relacionados con los cambios que se producen en el organismo femenino durante la gestación.

En cambio, si la primera vez se produjeron problemas serios, como la gestosis, no tienen por qué repetirse necesariamente.

¿Cuándo notaré los movimientos del feto?
En el segundo embarazo los movimientos del feto se notan a partir de la semana 14 de embarazo, mientras que la mamá primeriza no los experimenta hasta las semanas 20 o 22. En el segundo embarazo, la mamá ya ha experimentado esta sensación y es capaz de reconocerla inmediatamente.

¿Nacerá en la misma semana de embarazo?
Los factores que influyen en la duración del embarazo pueden variar en cada gestación. No obstante, si se trata del tercer o cuarto parto por vía vaginal, es más difícil que el cuello del útero se mantenga cerrado hasta el final e la gestación, y el pequeño, con toda probabilidad, nacerá antes.

¿Después de una cesárea, se puede dar a luz por vía natural?
Si la primera cesárea se realizó por un motivo circunstancial, el segundo parto puede ser perfectamente por vía vaginal. Si, después de la operación, no se ha producido ninguna complicación especial, la cicatriz no constituye por sí misma ningún obstáculo.

¿El trabajo del parto será menos largo?
En el segundo parto, el nacimiento del niño también implicará un cierto esfuerzo. Sin embargo, durará menos. Del mismo modo que será más breve la fase de expulsión, es decir, el parto propiamente dicho.

En general, si para un primer hijo pueden transcurrir incluso 24 horas desde el inicio del trabajo hasta el parto, para el segundo, el tiempo necesario se reduce a la mitad.

¿Volverá a ser necesaria la episiotomía ?
Antes, la episiotomía, es decir, la pequeña incisión para ensanchar la abertura de la vulva y permitir al niño salir más fácilmente, se practicaba a todas las mujeres.

En la actualidad, se tiende a efectuarla únicamente en los casos realmente necesarios. Sin embargo, si, en el transcurso del primer parto, se practicó, es probable que se deba recurrir a ella también en el segundo, ya que el tejido del periné es menos elástico y podría rasgarse.

¿Tengo que volver a asistir a un curso de preparación al parto?
Siempre es aconsejable. El hecho de haber vivido ya esta experiencia no exime de las tensiones emocionales. Además, se pueden dar situaciones diferentes en el embarazo o en el parto. Los cursos dedican un amplio espacio al ejercicio físico y a la relajación, para llegar al parto de la mejor manera.

¿Romperé aguas espontáneamente?
La rotura de aguas espontánea de las aguas es un episodio totalmente accidental y, si la primera vez el trabajo había comenzado de esta manera, esta situación no tiene por qué repetirse con el segundo niño.


martes, 24 de enero de 2012

Trucos para superar berrinches y rabietas

La rabieta es una reacción normal de los niños ante la frustración, pero debe corregirse lo antes posible.


Se tira al suelo, patalea, llora y grita sin parar. Las rabietas y los berrinches como respuesta a algún tipo de frustración se dan con mayor o menor frecuencia en los niños entre dos y cuatro años. Esta actitud, que puede hacer perder los nervios a muchos progenitores, más si tiene lugar en un espacio público, debe corregirse lo antes posible para evitar que se convierta en un arma en manos de los niños para lograr todo lo que se proponen.

A qué se deben las rabietas

Las rabietas son uno de los recursos que emplean los niños entre dos y cuatro años para expresar su frustración ante distintas circunstancias, ya sea porque algo no les sale como esperaban por no tener las aptitudes necesarias, porque se les impida hacer lo que quieran, estén cansandos o no se responda a todas sus demandas tal y como requieren.

El berrinche incluye, por lo general, gritos, llantos, pataleos, e incluso, algún que otro golpe. Por ello provoca el consiguiente nerviosismo y alteración de los padres. Si encima se desencadena en un lugar público y el pequeño molesta a otras personas con su actitud, la situación puede llegar a ser bochornosa.

¿Se pueden evitar los berrinches?

Rocío Ramos-Paúl, psicóloga y conductora del programa televisivo "Supernanny", señala que estas situaciones no son algo fuera de lo normal: "Se tienen que dar, puesto que los niños hacen estas cosas porque no saben contar qué les pasa". Por eso, la psicóloga apunta que la labor de los padres es "guiar su comportamiento y enseñar al niño que esa no es la forma adecuada de expresar su enfado, cansancio o malestar".

El objetivo debe ser que el niño comprenda que ni con llantos ni con pataleos se consiguen las cosas. De este modo, la principal premisa que deben atender los padres es no ceder, es decir, no claudicar y darle lo que pide para demostrarle así que su estrategia no funciona y que la próxima vez que la utilice ocurrirá lo mismo.

Estrategias para minimizar las rabietas

  • Ignorar: la ignorancia puede dar buenos resultados ante una rabieta, puesto que el niño sabe que si no tiene público que le observe, su efecto es nulo. Si el berrinche tiene lugar en el hogar, bastará con salir de la habitación donde esté el niño, no sin antes decirle que esa actitud es inadecuada y que volveremos cuando la finalice. Si está en un espacio público, se puede dar la espalda al pequeño para que se dé cuenta de que no consigue nada con la rabieta o moverle a otro lugar, en el caso de que moleste de forma significativa a las personas que le rodean.

  • El poder de las palabras: razonar con un niño en medio de una rabieta es una misión imposible; es muy probable que no escuche nada de lo que le digan. Sin embargo, una vez que termine el berrinche, se debe hablar con el pequeño sobre lo ocurrido y enseñarle que las cosas se pueden solucionar por caminos diferentes al pataleo. Si la próxima vez el niño opta por el diálogo en vez de por la rabieta, es fundamental felicitarle por ello.

  • Evitar situaciones peligrosas: los niños que abusan de las rabietas tienden a intensificarlas en determinadas situaciones, como cuando están cansados o tienen hambre. Los padres conocedores de esta circunstancia pueden evitarlas si al detectar estos síntomas en sus hijos les acuestan y les dejan descansar un rato o les dan de comer a la hora adecuada.

  • Más vale prevenir: el conocimiento de las reacciones de sus hijos puede ayudar a los padres a prevenir las situaciones de rabietas. Si ya saben que ante una orden o negativa determinada el niño responderá con un berrinche, es aconsejable anticiparse e intentar razonar con ellos antes. Si acudirán a una tienda donde hay golosinas y saben que el niño pataleará si no se le compra todo lo que pide, antes de entrar, se puede "negociar" con el pequeño que tan solo se le comprará una golosina y que, en caso de rabieta, no obtendrá ninguna.

Cuatro consejos imprescindibles

  1. Ante una rabieta, ambos progenitores deben responder por igual. Si uno cede, las estrategias no resultarán efectivas.
  2. Es preciso mantener la calma y no enfadarse y gritar. De ese modo, solo conseguimos que el niño vea que los padres emulan su actitud.
  3. Disculparse con las personas a quienes el niño molesta con su rabieta y hacer todo lo posible para que estas molestias se minimicen.
  4. Reforzar las actitudes positivas y premiar con gestos de cariño y reconocimiento cuando el niño evite por sí solo las rabietas y actúe de forma adecuada ante una frustración.

miércoles, 18 de enero de 2012

El segundo embarazo

Se te notará la tripa antes y sentirás más pronto las pataditas del bebé. Aunque ya hayas pasado por esta experiencia, ahora experimentarás emociones nuevas y algunos síntomas distintos

A tu favor tienes la experiencia que no tenías cuando eras primeriza. Y en tu contra, el cansancio que supone atender al primogénito, sobre todo si aún es pequeño. Además, si no has esperado los 18 meses recomendados por los especialistas entre embarazos, esta segunda gestación puede resultarte bastante agotadora.

Ahora más que nunca es importante que te cuides, no sólo para que el bebé crezca fuerte y sano, sino para que puedas disfrutar de tu estado y llegar al parto con la energía necesaria.

LA PREPARACIÓN EMOCIONAL

Con un niño en casa te será más difícil encontrar tiempo para ti, para hacerte a la idea de que vas a tener otro bebé, para hablar de tus miedos… Estas medidas te ayudarán a sentirte bien:

Ir a las clases preparto.
Aunque éste sea tu segundo embarazo, no creas que ya lo sabes todo. Compartir con la matrona y otras gestantes tus preocupaciones es tan necesario como la primera vez.

Salir con tu pareja.
Dejad de vez en cuando a vuestro hijo con algún familiar o con una canguro y salid en pareja. En esta etapa resulta fundamental que dediquéis tiempo a vuestra relación, a compartir ilusión y dudas, a pensar cómo os organizaréis cuando llegue el bebé...

Buscar tiempo para ti.
También es esencial que no te olvides de ti misma. Cuando tu hijo duerma o tu pareja esté con él, aprovecha para darte un baño o para tumbarte en la cama y relajarte pensando en el bebé que va a llegar y estableciendo una conexión especial entre vosotros.

Hacer ejercicio físico.
No hace falta que te canses; caminar media o una hora al día es suficiente para tener más energía, despejar tu mente y encontrarte animada. Y es que con el ejercicio físico se secretan endorfinas, unas hormonas que provocan sensaciones positivas.

Hablar con tu hijo.
Si le involucras en el embarazo lograrás que no se sienta desplazado. Hazle comprender que no vas a dejar de quererle y cuéntale que, como él es ya muy mayor, vas a necesitar su ayuda para cuidar al pequeño.

Fuente: http://www.crecerfeliz.es/Embarazo/Cuidados/El-segundo-embarazo